Por/ Marciano Ortiz Matos, trabajador y poeta de la Fábrica Comandante
Ernesto Guevara de Moa
¡Ay, cuanta dignidad, cuanta bondad,
cuanta lealtad y sobre todas las cosas, cuanta FIDELIDAD, a una causa, a un
pueblo, fuimos capaces de encerrar injustamente en nuestros senos! Quedarán
impregnadas estas cualidades en nuestras frías paredes, como recuerdo
imborrable, pues nunca antes acogimos tanto honor.
Pero. ¡Ay que bueno! Ya su hermosa isla,
su glorioso pueblo lo tienen en su seno, donde siempre debieron estar. No somos
quienes para protestar por su brutal encierro, pero, si, nos acostumbramos a
ellos, a su excelente manera de ser, en nuestro interior, ya no están sus
majestades, los cinco astros prisioneros, los cinco fieles guerrilleros, los
defensores de su pueblo.
Lágrimas invisibles de acero por nuestro interior
corrieron, por que de nuestros vientres ellos salieron.
¡Ay! Luchadores por el bien, sabemos que
están prestos a continuar haciendo lo que hicieron. Solo les pedimos algo con
esmero, iluminen estrellas con su inmortal ejemplo los oscuros senderos para
que quienes por rencor los condenaron no vuelvan a cometer tan descabellados errores.
¡Ay! Hasta siempre indoblegables señores.
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