martes, 18 de marzo de 2014

Aldo, con las botas puestas



Por/ Alexis Rojas  Aguilera         Tomada de Ahora Digital.
 
Aldo Rojas G, el más antiguo y activo trabajador del níquel
En Moa, muchos aseguran que Aldo Rojas Guerrero es el alma del Archivo Técnico de la empresa niquelífera Comandante Pedro Sotto Alba, industria emblemática del Este minero de la provincia de Holguín.

Los hay que dicen más: el conocimiento sobre la ubicación de la información del mínimo tornillo de la industria, lo convierte en una suerte de Enciclopedia andante de inapreciable valor, siempre listo a ofrecer el apoyo demandado.

Él, que es la humildad misma, la sencillez, la sobriedad y la modestia, solamente atina a sonreír ante los elogios --dice exagerados-- que alfombran su extenso tránsito por la industria cubana del níquel.

Pero todos, de un modo u otro, coinciden en que Aldo resulta un ejemplo de estabilidad y disciplina laboral difícil de igualar para cualquier trabajador del sector; de consagración a su tarea, de responsabilidad, eficacia y eficiencia en el desempeño de sus funciones.

Nacido en la ciudad de Banes, el 18 de diciembre de 1931, en el seno de la familia forjada por Vicente Rojas Borjas y Eulalia Guerrero Pérez, dependiente de bodega el padre, ama de casa la madre, el menor de tres hermanos, fue educado en términos de excelencia con arreglo a los límites impuestos por las carencias materiales y las circunstancias de la época.

“Aprendí allí los nortes para conducirme en la vida sin estridencias, escapar de la vanidad y los fatuidades, para ser una persona de bien y nunca tener que inclinar la mirada, para preferir servir a ser servido, para disfrutar de algo tan necesario como la paz interior, alguien capaz de sacar las lecciones debidas de los errores que siempre se cometen”.

Recuerda Aldo con precisión milimétrica la primera escuelita a la que asistió, aula particular, de una maestra cuyo método pedagógico de castigos físicos y morales ante el desliz mínimo, le agenció no pocos sufrimientos, afortunadamente solucionados con el ingreso a una escuela de filiación religiosa, Los Amigos.

Fueron tiempos esos en Los Amigos, más felices, “donde como niño y joven potencié el gusto por el deporte, especialmente el Volibol y el Baloncesto que practiqué a lo largo de la vida, mientras hubo energías, y expresiones culturales como la música. Formé parte de la Banda de la escuela”, señala y la mirada se le ilumina con la evocación. Cree sentir el sonido del redoblante. Sonríe feliz.

Los estudios regulares finalizaron en el octavo grado, lamenta el curtido minero. No había economía doméstica para más y, como cualquier hijo de pobre, a "buscar un empleo para, al menos, dejar de ser una carga sobre los viejos. Tuve la suerte de que un amigo me consiguió trabajo en la reabierta fábrica de Nicaro. Comenzó así mi vida laboral, en 1951, con 19 años. Era casi un niño.

“En 1958 viajé a los Estados Unidos a probar suerte, pero con el triunfo de Fidel y la Revolución, hice rápidamente los bártulos y viré para mi Isla amada. Volví a trabajar en la niquelera de Nicaro, pero…

“Transcurrido un breve tiempo que aproveché para hacer familia con Alicia Anzardo, mi compañera de siempre, vine a trabajar a Moa de la mano del inolvidable ingeniero y Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Demetrio Presilla López, padre de la metalurgia nacional del níquel.”

Comenzó entonces su relación con la documentación técnica de la industria pionera del níquel en Moa, hasta el día de hoy. Conserva su chapa (identificación) de fundador, la número 715, que es para él como un talismán.

Cuando se creó la empresa mixta Moa Nickel S.A., la actividad realizada por este hombre pasó a la Empresa de Proyectos de la Industria del Níquel (Ceproníquel), pero su área de trabajo continuó donde mismo, en el archivo de la Pedro Sotto Alba.

Y lo más importante, en Aldo Rojas Anzardo, su hijo, destacado ingeniero, está garantizada con creces la continuidad de su ejemplo y presencia.

Con 82 años cumplidos, es el trabajador más antiguo en activo de la industria cubana del níquel, con más de 60 años laborados. "Continuaré adelante, mientras aporte, tenga fuerzas y claridad de pensamiento. Para nada pienso en el retiro. Sigo con las botas puestas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario