jueves, 4 de junio de 2015

“Martí y la Belleza”



Edilberto Rodríguez Tamayo (Taíno)
 Hay un segmento del legado del Apóstol en el que los cubanos estamos en deuda con él y está relacionado con la belleza, al menos en su segmento más material y cotidiano.

Nuestro Héroe Nacional no solo fue un amante de lo bello sino también un promotor, un verdadero cultor de la belleza; en carta as u amigo Manuel Mercado, fechada  el 30 de marzo de mil 878 en Guatemala, expresa en forma lapidaria: “Sin disputa, la belleza es un derecho”.
Tres años antes, en la revista Universal de México, escribe: “… el contacto de bellezas ennoblece y mejora el concepto propio”.

Claro que muchos pudieran pensar, con muy fundadas razones, en una incidencia más espiritual en estos razonamientos, sin embargo Martí deja bien claro a lo que se refiere, en La Opinión  Nacional, de Caracas, en enero de mil 882 (cito): Hace bien a los hombres  quiñen se ocupa de dar bella forma a los objetos que han de rodearlos.

Ayuda a vivir una casita limpia y  bien aderezada” (fin de la cita) y al mes siguiente, como si fuera algo que le preocupara sobremanera, concluye en esas mismas páginas: “La belleza en lo que nos rodea ayuda a la vida”.

Pero como nos hemos propuesto referirnos a efectos más de índole material, les comento que un verdadero compendio puede considerase en este sentido su única novela “Amistad funesta”  donde expresa en su página 205: “…las habitaciones se han de tener lindas. No para enseñarlas por vanidad a las visitas, sino para vivir en ellas. Mejora y alivia el contacto constante con lo bello. Concluyendo un poco más adelante: Conviene tener siempre delante de los ojos, alrededor, ornando las paredes, animando los rincones donde se refugia la sombra, objetos bellos que la coloreen”.

Por último mencionar lo que aparece en su texto “Escuela de Electricidad”, publicado en New York, en noviembre de mil 883 (cito): “Con hacer el arte industrial, y la industria artística, esparce el amor por la belleza, que es mejorar a los hombres, así como una habitación espaciosa invita a la majestad, un objeto bello invita a la cultura”.

El notable intelectual Romo Bodei en su obra “La forma de lo bello” explica que la vista y el oído son sentidos públicos, contemplativos, que captan relaciones medibles, traducibles por la inteligencia, respondiendo a las exigencias de la racionalidad. Según el  mismo autor esta relación entre belleza y moralidad y cualquier reclamo formativo de virtudes y hábitos positivos, por contraposición, hace que se asocie lo feo con el caos, el desorden y la desproporción.

Indudablemente hay sectores del pensamiento martiano que han sido menos promovidos, o cuya promoción es nula, hoy cualquier cubano puede repetir una frase martiana sobre la cultura, el hábito de leer, el amor a la patria, la mujer, la música, el antimperialismo y otras, sin embargo no ocurre así con la belleza. Quien quita que si esta hubiese tomado el lugar que merece  en una patria que construye el socialismo, tuviéramos ciudades o construcciones más bellas o nuestro comportamiento ciudadano en general fuera más atinado.

En momentos en que la máxima dirección de la Revolución llama a luchar contra las indisciplinas sociales y defender nuestros más genuinos valores, promover las ideas de Martí sobre la belleza pudiera ser una de nuestras mejores herramientas

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